viernes, 26 de noviembre de 2010

Ayer no fue un día más...

Ayer no fue un día más. Tuvo su toque especial porque el Rojo jugaba una semifinal de una Copa Internacional.
Si bien es un sentimiento que no espero que comprendas, no te puedo explicar como se siente.
Desde chiquito, desde muy chiquito el sentimiento fue inculcado por mi viejo, pero sobre todo por mi abuelo. Un fenomeno!! Hoy el te dice que el futbol de ahora no es igual al de antes, pero conoce a la mayoria de los jugadores del Rojo como si fueran de sus epocas.

Durante toda mi infancia y adolescencia escuché anecdotas de cuando el iba a la cancha, como formaban esos equipos, como la cancha se llenaba, como el Rojo era respetado en todos lados y cosas por el Estilo.
Hoy, con 90 pirulos encima, no está para llevarlo a la Cancha (por más que el te lo pida). LLegar es un quilombo, hay demasiada gente, muchas escaleras por subir, la policia que hace todo lo contrario a lo que realmente tiene que hacer, no se puede. No lo disfrutaria.
Pero por más que no vaya, yo lo llevo conmigo. Yo lo sufro por los dos desde adentro e intento gritar el doble para que parezca que estamos los dos ahi y evidentemente, los nervios, tambien lo sufro por los dos.
Hace mucho que el Rojo no llega tan lejos en un campeonato internacional. Para que te hagas una idea, en esa epoca tendría doce años; por eso ayer tenía que estar.
El lunes me fumé una fila de 4 horas para conseguir mi entrada (y la de mi hermano) junto a Ale que iba por la suya.

Ayer no fue un día más. Ya de noche me costó dormir y me levanté tarareando canciones de cancha y lo segui haciendo durante todo el dia. Mientras todos sufrian por sus que haceres laborales, yo no podía borrar la sonrisa de mi cara.
5 y media no aguante más, y me fui para casa. Me cambié, y salí para Avellaneda.
En mi vida vi la cancha tan llena como ayer. Mucha gente. Muchisima. Todas para ver lo mismo que yo, todas con el mismo sentimiento.
Es dificil entender que el primer gol me encontró abrazado con gente que no habia visto en mi vida. Pero eso es justamente el sentimiento.
Ya en el segundo gol, el del desahogo (porque nos habian empatado previamente y con ese resultado nos quedabamos afuera), lo busqué a mi hermano y a mi amigo y nos abrazamos los 3.

Tengo miedo de perder la garganta algun dia. Que algo se suelte como si fuese una cuerda de guitarra porque minuto a minuto gritaba mas fuerte, al punto que sentía una vena en la cabeza que latía como si fuese un corazón aparte.
El partido termino, el Rojo clasificó a la final y yo estuve ahi, en el medio de una fiesta increible que no todos tienen el privilegio de vivir.
Esa fiesta que se repetirá en dos miercoles, que hará que tenga que acampar una noche antes para conseguir una entrada (dos, porque mi hermano no me va a abandonar) y seguramente Ale también esté ahi. Quizás se sume mi viejo o mi hermana, todavia no lo sé.

Pero minimamente seremos 4 seguro, porque el abuelo lo seguirá desde su casa, con la radio prendida y yo gritando por el con todas mis fuerzas en la cancha como si estuviese al lado mio y va a ser al primero que buscaré para abrazar. Gracias abuelo por tanto y perdon por tan poco!!!!!!

Defnitivamente, ayer no fue un dia mas...

Independiente 2 - Liga de Quito 1

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