Está claro que estoy laburando menos ¿no?
Mi conversación
con Cristian tuvo su efecto positivo, o al menos eso creía. Sentí que nuestra
charla le sirvió para aprender cosas básicas como:
1 – Se
duerme en el baño y no a la vista de todos.
Cristian era
especial.
Publicó en
su Facebook para el 20 de Julio un “Feliz día a todos mis amigos” y el único
“me gusta” que tenía era de él mismo. No es joda.
Es más,
invitó a varios de sus amigos vía Facebook a tomar algo un jueves cualquiera a
la tarde y terminó solo porque nadie fue. Tampoco es joda.
Claramente
no sociabilizaba como correspondía.
Almorzaba
con nosotros pero ni nos hablaba. Miraba su celular porque chateaba con su
chica de Mendoza.
Nuestro
famoso Proyecto de año y medio llegaba a su día “D”. Nos tocaba venir a todos a
laburar un sábado para implementar. Profesionalmente era el día más importante
de mi vida y todo el grupo lo había entendido como tal. Sabían que nos
jugábamos ser la estrella de la empresa por un tiempo, o que los famosos “van a
fracasar” (que los había, y muchos) se hicieran reales. Entonces habíamos
logrado sentir como propio el éxito o el fracaso del Proyecto y nos rompimos el
alma para que saliera todo bien.
La
estrategia adoptada fue la siguiente: Yo tenía facultad ese sábado a la mañana,
y de ahí me venía directo a la empresa. En forma escalonada y cada 40 minutos
iba llegando el resto porque básicamente era al pedo que estuviésemos todos a
las 10 de la mañana. Así llegó Gabi, llegó Nestor, y ¿adivinen quién era el tercero
en llegar? Si si. Cristian. Y no llegó.
“Este nos va
a clavar de nuevo”. Comentó Gabi.
- Ni en
pedo. Hoy viene si o si. Y si no viene, el lunes no labura más con nosotros.
Y en eso,
suena mi celular. La foto banana de Cristian en el visor.
- Hola Cristian,
¿Cómo andás?
- Mal Ari.
- ¿Venis no?
- Si, pero…
- Dale, te
espero. Abrazo.
Y corté. No
estaba preparado para alguna arremetida que nos durmiera y se saliera con la
suya.
Cristian
llegó 40 minutos después, con los ojos rojos, voz entrecortada, no saludó a
nadie y sus primeras palabras fueron “Ariel ¿podemos hablar?”.
Hay días
para todo. Ese día, justamente ese día, yo no estaba para pelotudeces.
Entramos a
la sala de reunión y se larga a llorar (a mi me tocan todos).
-
Tranquilizate un poco, ¿qué te pasa? (decime por favor que no se murió nadie y
yo casi que te obligué a venir porque me muero acá).
- Anoche
tipo tres de la mañana… (y otra crisis de nervios).
- Calmate
por favor.
- Anoche
tipo tres de la mañana, mirando el Facebook de mi novia, encontré el Facebook
de su ex, porque lo tiene como amigo, y en su foto de perfil, el flaco tenía
una foto dándole un beso a ella. Y… (más crisis) ella le puso “Me gusta”.
Año 2013. Esto estaba más cantado que los temas de "Agapornis".
Imaginen mi
expresión de desconcierto. Ya la sabíamos todos. O al menos lo sospechábamos.
La flaca tenía una vida allá, 23 añitos, y
este salame con esa cara iba a verla una vez cada dos meses y estaba convencido que su
amor era real.
-
Tranquilizate un poco, ya está. No podés hacer nada.
- La llamé
apenas lo ví, me cortó y no me volvió a atender más.
Obvio papu, ¿qué esperabas?
- De nuevo,
tranquilízate. Desde acá no podemos hacer nada (“podemos” ¿?). Sabés que hoy
tenemos un día complicado, asi que calmate y vamos a laburar. Ocupá la cabeza
en otra cosa y no pienses. Te cagó, Cristian. No va a ser la primera ni la
última vez que te pase.
La sensación
es que Cristian vivía con delay. Lo que todos habíamos vivido alguna vez antes
de los 20, a él le estaba llegando ahora.
Volvimos a
donde estaban todos. Él se sentó mirando su monitor y llorisqueaba mientras
laburaba. Impresentable. Los chicos no entendían nada.
Así se fue
desarrollando la mañana. La gerente, para distender, no tuvo mejor idea que
preguntarles a los chicos su situación sentimental.
- Ariel, ya
casado hace unos años. Qué aguante te tiene Lau. ¿Vos Gabi?
- Yo de
novio hace unos años.
- ¿Y vos
Fer?
- Yo de
joda.
- Y si,
estás en edad. ¿Y vos Cristian?
Yo que
estaba concentrado mirando mi monitor, me dí vuelta al igual que todos esperando
la respuesta de Cristian que también estaba concentrado mirando su monitor y no
participaba en nada. Giró su cabeza, la miró a la gerenta con sus ojos llorosos
y dijo:
- Yo me
peleé.
Nadie dijo
nada. Silencio por unos segundos y a otra cosa.
Llegaron
unas pizzas, todos se fueron a almorzar a la cocina y quedamos en la
computadora, mi gerenta y yo.
En una de
esas, me cruzo con Gabi y me dice:
- Ari,
dejalo ir.
- ¿Cómo?
- Si, que se
vaya. No nos sirve a nosotros y de verdad está hecho mierda. No para de llorar.
Algo de lo
que te tenés que acordar, es que tu miedo siempre fue que las actitudes de
Cristian te trajeran problemas con el resto del equipo. Le dejaste pasar muchas
cosas y los que se rompían el ojete eran los otros.
- ¿Estás
seguro Gabi?
- Si, lo
hablé con el resto de los chicos y están de acuerdo.
- OK,
perfecto entonces.
Lo encaro a
Cristian y le digo que se vaya.
- ¿Seguro
Ari?
- Si, andá.
Vos no estás bien, nos estás complicando, no está bueno ni para vos ni para
nosotros. Andá.
Y se fue.
Y no volvió
por dos semanas.
El médico le
dio licencia psiquiátrica por tener el corazón con agujeritos. Nosotros nos
comimos el sábado entero hasta las 5 de la mañana del domingo, nos fuimos a
dormir y a las 10 am del mismo día estábamos acá hasta las cuatro de la tarde
que terminamos con todo.
Cristian 2 –
Ariel 0.
Me encanta la propaganda de Fox donde está Homero raspando una pila con un cuchillo, Marge lo mira y le dice mejor me voy a dormir al sillón, y Homero dice para si "como le gusta ese sillón". De fondo una voz de locutor diciendo "para algunos idiotez para otros genialidad". Creo que Cristian se sabe de memoria las temporadas completas de los Simpsons
ResponderEliminar