Empecé a
laburar como Líder de Equipo hace dos años y medio aproximadamente. Era la
chance de ser estrella o terminar estrellado. Había que liderar un Proyecto de
año y medio de duración para rehacer algo que estaba hecho mal (muy mal). En ese entonces
me dieron la chance de armar mi propio equipo de trabajo.
La segunda
persona que contrato, después de una muy buena entrevista (no viene al caso dar
el nombre para no exponerla si alguna vez me vuelvo famoso, así que la
llamaremos Nora), se acerca a mi escritorio a las dos semanas de trabajo y me
dice...
- Ariel,
¿puedo hablar con vos?
- Si, Nora,
decime.
- No, acá no,
en privado por favor.
Lo primero que pensé fue “No le gusto el
laburo, se va”.
- Dale,
vamos a una salita.
Nunca te
olvides que este fue el primer planteo que te hicieron como Líder de Equipo.
Sonreíste contento por un momento pensando en el desafío que te podía resultar
resolver los problemas de tu gente. Lo que no imaginaste fue…
- Contame Nora.
- Quería
decirte que estoy preocupada, que tengo miedo, yo tengo una hija, no quiero
perder el trabajo.
- No
entiendo, ¿qué pasó? ¿Tuviste algún problema con alguien?
- No, pero
no puedo perder el trabajo, no sé si vos sabés algo, yo estoy mal.
Y ahí
arrancó a llorar.
Explicame qué se hace en casos así. Yo seguí
insistiendo.
- Nora, contame
que pasó.
Y ahí la
bomba.
- TENGO UNA
DIFAMACIÓN EN INTERNET.
Dificil. O esta mina (señora grande) está en
una página porno, o es chorra, o mató a alguien. Tenía más ganas de salir
corriendo a googlear que de quedarme ahí.
La pregunta
que hacen todos después que les cuento esto es ¿Y no preguntaste cuál era la “difamación”?.
Y… la verdad que no. No me dio para que ella me confirmara que tiene fotos
dando vueltas por la web en pelotas.
- Mirá Nora,
acá nadie sabe nada ni nadie me dijo nada. Los rumores, las malas noticias
vuelan rápido y nadie me hizo ningún comentario. Quedate tranquila que no pasa
nada. De hecho, si yo me llego a enterar de algo, te aviso para que veas cómo
manejarlo.
- Gracias
Ariel, lo único que te pido es que no le cuentes a nadie.
¿Queeeé? ¿Perderme de contar esto? Ni en
pedo.
- Si Nora,
quedate tranqui que queda acá.
Creo que
pasé todo el resto del día googleandola sin encontrarla. Y a la noche en casa
porque acá porno no se puede ver.
Por
supuesto, en ese momento lo compartí con un compañero de laburo y nadie más. No
daba para contar por ahí lo que yo sospechaba (aunque me moría de ganas).
Pasaron un
par de días y uno de los chicos de la oficina viene a comentarme que Norita
estaba llorando en su escritorio. Para no levantar el avispero (y sabiendo por
donde venía el tema), por el msn corporativo le digo:
- Nora, si
no estás bien, andate a tu casa, no hay problema. En serio te digo.
- Gracias,
pero prefiero quedarme.
Cuando Norita no tenía estos ataques de crisis y laburaba, la rompía. La mina sabía mucho y lo demostraba. Hasta que se atacaba…
Ella se
sentaba al lado de otra mujer, pero no me daba preguntarle si Nora le había
contado algo. Mucho menos ese tipo de cosas.
Sí había
notado que Nora había empezado a traer un Walkman (si si, un walkman) y estaba
todo el día conectada.
Episodios
como este se venían dando más seguido de lo que esperaba, yo intentaba hablar
con ella, pero nada, hasta que un día no vino más... (continuará).
No es por forro, siempre quise poner el "Continuará".
No hay comentarios:
Publicar un comentario